"DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO"
NO ES BROMA, ES AGRESIÓN
Violencia es todo acto físico o verbal que produce un daño a otra persona. Si estos actos se dan de una forma continuada, estamos hablando de una relación de malos tratos.
El maltrato físico se puede detectar fácilmente. Afortunadamente mediante las movilizaciones, las opiniones críticas, las campañas de sensibilización o los materiales didácticos se ha logrado, una actitud generalizada de rechazo ante ellos en nuestro entorno social, aunque todavía parece que estamos lejos de llegar a erradicarlo.
Pero el maltrato puede ser más sutil e invisible, aunque no por eso hace menos daño.Cuando se amenaza, insulta o no valora a la otra persona, cuando se intenta separarla de sus amistades y controlar su vida, cuando se le pone en ridículo delante de otras personas o se le quiere convencer de que todo lo que sale mal es por su culpa… Todas estas situaciones son de maltrato psíquico y pueden afectar gravemente la autoestima y hacer sentir que no se sirve para nada.
Sin embargo, hay otros comportamientos que habitualmente no son considerados violentos, pero que pueden provocar malestar, incomodidad o herir profundamente la sensibilidad de algunas personas: comentarios por no seguir los estereotipos de género ,chistes sexistas, bromas o gestos obscenos… Es una cuestión de grado, pero no por eso deja de ser violencia.
En este 25 de noviembre, no queremos poner el acento en el maltrato físico, ni tampoco en las conductas de violencia psíquica más evidentes. Lo que pretendemos es visibilizar la violencia simbólica, el maltrato sutil, tan sutil a veces que ni siquiera es percibido como tal por muchas personas y lo peor de todo es que está revestido de absoluta normalidad. Muchas veces se utiliza de manera inconsciente como parte de la propia identidad cultural, de las tradiciones, o de las prácticas cotidianas.
A través de los siglos se han ido transmitiendo una serie de hábitos sexistas que inconscientemente ayudamos a perpetuar (curriculum oculto).
Por eso
debemos de reflexionar el profesorado y las familias sobre nuestro actuar cotidiano en el aula y en casa: el cómo y qué decimos, tipos de agrupamientos, trabajos y actividades que pedimos, cómo les recibimos o qué tipo de juguetes y cuentos les facilitamos.
De esta manera podemos contribuir a la prevención y erradicación de la violencia sexista. No podemos olvidar que las niñas y niños y jóvenes que tenemos en nuestras aulas serán quienes construyan la sociedad futura.
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